La solidaridad marista se entiende como la ayuda, el apoyo, la fraternidad y la empatía hacia quien sufre un problema o se encuentra en una situación desafortunada, o hacia quien promueve una causa valiosa. Es solidario quien hace propias las situaciones, las necesidades, las acciones de los demás y más cuando las necesidades son básicas.
La solidaridad marista debe reflejarse en un compromiso con el otro, con su dignidad, su libertad y su bienestar, especialmente por lo que respecta a los más necesitados y al estilo de Marcelino, nuestro fundador. Implica conservar nuestra capacidad de indignación ante las injusticias y estar listos para combatirlas, así como el compromiso con el respeto de los derechos de los demás, y hacer prevalecer los Derechos humanos y en especial los de la infancia.
La educación en valores solidarios que reciben nuestros alumnos, les dispone el ánimo para actuar siempre con sentido de comunidad cristiana. La persona solidaria sabe muy bien que su paso por el mundo constituye una experiencia comunitaria y que, por tanto, las necesidades, dificultades y sufrimientos de los demás no le pueden ser ajenos jamás.