DSC 0003Soy Ricardo Buitrago, alumno de 2º de Bachiller en el Colegio Marista «La Merced-Fuensanta». Ayer recibí una llamada que no me esperaba: era Juan Paredes, mi profesor de Matemáticas, diciéndome que había quedado tercero en la fase regional de la Olimpiada de Matemáticas.
En primer lugar, este tipo de prueba es algo complejo: nadie llega allí con la certeza de que va a obtener un buen resultado. Simplemente llegas, rellenas unos cuantos folios, y te vas. La mayoría tiende a pensar que la fase más dura es la preparación del examen, o más aun, el examen en sí. Para mí, esto no ha sido cierto, la preparación fue entretenida, y el examen, dentro de su dificultad, asumible. El reto fue ser consciente de lo que era capaz de hacer. La prueba consta de dos sesiones: una por la mañana y otra por la tarde. La primera estuvo bien, pero el intermedio fue desalentador. No sé por qué, me entró la sensación de que no había llegado a nada, que todo el mundo lo había hecho mejor, hasta el punto que en la segunda sesión estuve a nada de rendirme y salirme a mitad. Qué más dará quedar en el puesto cien que en el ciento diez; total, no es que vaya a hacer algo importante, pensé. Todavía me pregunto qué fue aquello que, cuando solo podía pensar en lo inferior que era, me hizo seguir escribiendo y conseguir resolver un ejercicio sin el que, sin duda, no hubiera quedado en un puesto así de alto.
Lo divertido de la vida es eso; al final todo se reduce al mismo juego: no dejes de trabajar hasta que no lo hayas conseguido, y no te dejes llevar por lo que opinen los otros.
Pero sin duda, no he llegado hasta aquí yo solo. Tengo la suerte de rodearme de gente que me inspira cada día: familia, profesores, modelos a seguir (entre los que es inevitable mencionar a Alfonso Zúnica, exalumno de nuestro Colegio). Y no sólo ellos, sino también todos mis compañeros. Esas personas con las que paso tanto tiempo cada día, con las que hablo, río, y, por qué no, me aburro un poco semana tras semana. Es increíble lo mucho que ayuda codearse con ellos. Son simplemente geniales, y no existe ningún otro modo de mirarlo. Este es mi agradecimiento, y mi único consejo es centrarse en el trabajo, que los resultados ya llegarán solos.