Me gusta este colegio porque es diferente. San Marcelino tuvo una idea: conseguir que los alumnos fuesen «Buenos cristianos y honrados ciudadanos», y esa finalidad se palpa en los colegios maristas tanto en la continua búsqueda de la excelencia en todos los ámbitos, como en la cercanía con la que nos sentimos tratados todos los que formamos parte de este gran proyecto. Todos los alumnos y exalumnos estamos muy orgullosos de formar parte de la gran familia marista.